La percepción de la corrupción en el Perú ha alcanzado uno de sus niveles más alarmantes en las últimas décadas. La encuesta nacional Proética 2025 no solo ubica al Congreso como la institución más corrupta del país, sino que revela un deterioro generalizado de la confianza en casi todo el aparato estatal. El resultado no es una reacción aislada, sino la expresión de un cansancio social acumulado frente a promesas incumplidas, escándalos reiterados y una sensación persistente de impunidad.

Veamos cómo se construye este escenario y por qué sus efectos trascienden la política.


Congreso más corrupto del Perú


📊 ¿Por qué el Congreso lidera la percepción de corrupción?

De acuerdo con Proética, el 85% de la población identifica al Congreso como la institución más corrupta del Perú, un nivel de rechazo que marca un récord histórico. Esta cifra representa un incremento sostenido respecto a mediciones previas y refleja un punto de quiebre en la relación entre representantes y ciudadanos.

El Parlamento aparece asociado a prácticas como el uso del poder para beneficio personal, blindajes políticos, normas percibidas como hechas a medida y una agenda alejada de las prioridades sociales. Para muchos ciudadanos, el Congreso dejó de ser un espacio de representación y pasó a verse como un foco de privilegios desconectado de la realidad cotidiana.


🏛️ Crisis de legitimidad en el Estado peruano

La encuesta muestra que la desconfianza no se concentra en una sola entidad. Otras instituciones clave también registran niveles críticos de rechazo:

  • Ministerio Público
  • Poder Judicial
  • Policía Nacional del Perú
  • Poder Ejecutivo

La percepción dominante es que estas entidades no solo fallan en combatir la corrupción, sino que en algunos casos la reproducen. Esto genera una paradoja profunda: las instituciones encargadas de fiscalizar y sancionar son vistas como parte del problema, lo que erosiona la credibilidad del sistema democrático.


📉 Gobierno de Dina Boluarte: desaprobación sin precedentes

Uno de los hallazgos más contundentes del estudio es que el 72% de los encuestados considera al gobierno de Dina Boluarte como el más corrupto de los últimos diez años. Esta valoración supera a administraciones anteriores que enfrentaron investigaciones fiscales y procesos judiciales.

La percepción es especialmente fuerte en regiones fuera de Lima, donde la población expresa mayor sensación de abandono y distancia con el poder central. Para muchos ciudadanos, el Ejecutivo carece de capacidad o voluntad para enfrentar la corrupción de manera efectiva.


🔮 Pesimismo sobre el futuro institucional

La encuesta revela que ocho de cada diez peruanos creen que la corrupción seguirá aumentando o, en el mejor de los casos, se mantendrá igual. Este pesimismo se ha instalado de forma transversal, sin diferencias significativas entre edades, regiones o niveles socioeconómicos.

Esta expectativa negativa impacta directamente en la estabilidad política, la inversión y la cohesión social. Cuando la ciudadanía asume que nada cambiará, se debilita la participación cívica y se normalizan prácticas que perpetúan el problema.


💸 Impacto directo en la calidad de vida

Para la población, la corrupción ya no es un asunto lejano. El 87% afirma que afecta su vida diaria, especialmente en:

  • Menores ingresos familiares
  • Servicios de salud deficientes
  • Educación pública de baja calidad
  • Falta de oportunidades laborales

Obras inconclusas, hospitales sin insumos y trámites interminables son percibidos como consecuencias directas de un Estado capturado por intereses particulares.


🧠 La contradicción social frente a la corrupción

El estudio identifica un fenómeno recurrente: mientras la mayoría considera que la corrupción está generalizada en la sociedad, casi todos se perciben a sí mismos como personas honestas. Esta brecha revela una dificultad para reconocer las formas cotidianas de corrupción, como el uso de contactos o favores.

Muchas personas admiten que estas prácticas son moralmente cuestionables, pero las justifican como respuestas a un sistema ineficiente y lento.


🚦 Coimas: una práctica persistente

Según Proética, el 31% de los encuestados reconoce haber pagado o conocer a alguien que pagó una coima en el último año. Los escenarios más frecuentes incluyen:

  • Trámites administrativos
  • Multas de tránsito
  • Atención en hospitales públicos

La percepción de que “sin pago no hay solución” refuerza un círculo vicioso donde la corrupción se normaliza y se reproduce.


⚠️ Corrupción sexual y abuso institucional

Uno de los datos más sensibles del estudio señala que el 13% de los ciudadanos ha sido víctima o conoce a alguien que sufrió pedidos de favores sexuales, principalmente en instituciones educativas y en la PNP.

Las mujeres y los jóvenes aparecen como los más vulnerables, y el miedo a represalias se identifica como la principal razón para no denunciar. Este tipo de corrupción evidencia una forma extrema de abuso de poder que deja secuelas profundas en las víctimas.


🌳 Economías ilegales: un factor estructural

La relación entre corrupción y economías ilegales es ampliamente reconocida. El 94% de la población vincula la corrupción con actividades como la minería ilegal, el narcotráfico y la tala indiscriminada.

Más del 90% considera que el Estado no ha tomado medidas eficaces para enfrentar estas amenazas, pese a su impacto ambiental, social y económico. En algunas zonas del país, estas economías son percibidas como la única fuente de ingresos disponible.


🗳️ Elecciones 2026: la ética como exigencia central

De cara a las elecciones generales de 2026, la ciudadanía coloca la honestidad como la cualidad más importante en un candidato, por encima de la experiencia política o la capacidad técnica.

Siete de cada diez ciudadanos creen que los partidos políticos ocultan información sobre el financiamiento de sus campañas, lo que alimenta la desconfianza y el rechazo hacia el sistema partidario.


📌 Panorama general de la percepción ciudadana

Indicador Resultado
Congreso 85% lo percibe como la institución más corrupta
Gobierno de Dina Boluarte 72% lo considera el más corrupto en una década
Impacto en la vida diaria 87% afirma que reduce su calidad de vida
Relación con economías ilegales 94% asocia corrupción con actividades ilícitas


🔍 ¿Qué acciones demanda la ciudadanía?

  • Reformas profundas y verificables
  • Transparencia real en el uso de recursos públicos
  • Protección efectiva a denunciantes
  • Sanciones ejemplares sin distinción política
  • Filtros éticos estrictos para candidatos


✅ Conclusión

La encuesta Proética 2025 confirma que el Perú atraviesa una crisis institucional profunda, donde el Congreso se consolida como el principal símbolo del rechazo ciudadano. Más allá de los porcentajes, el mensaje es claro: la corrupción afecta la vida diaria, debilita la democracia y condiciona el futuro del país. Recuperar la confianza no será inmediato, pero es una tarea impostergable si se quiere evitar un mayor deterioro social y político.


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Jorge Andrés Amaya

Economista y Magíster en Administración, amante de la innovación digital.
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