En el Perú, el crecimiento de los pagos digitales sigue marcando un cambio significativo en la forma en que las personas y empresas realizan transacciones. Según datos recientes del Banco Central de Reserva (BCR) y empresas del sector, las billeteras digitales han experimentado un crecimiento explosivo, mientras que los pagos con tarjetas muestran un avance más moderado.
Billeteras digitales crecen al doble de velocidad que las tarjetas
Felipe Venturo, CEO de Izipay, destacó durante el evento Perspectivas 2025 que las transacciones realizadas mediante billeteras digitales —como Yape, Plin o Tunki— están creciendo a una tasa anual de 100%, mientras que las operaciones con tarjetas de crédito y débito solo aumentan un 10% anual. Esta diferencia evidencia el fuerte dinamismo del ecosistema digital, impulsado principalmente por la facilidad de uso, la rapidez de las operaciones y la adopción masiva entre usuarios jóvenes y pequeños negocios.
Impulso a la formalización y al acceso al crédito
La digitalización de los pagos no solo representa una comodidad para los usuarios, sino que también beneficia a las micro y pequeñas empresas (mypes). Al migrar del efectivo a medios digitales, estas unidades económicas acceden a mayor formalización, lo que les abre las puertas al financiamiento. Las entidades financieras pueden analizar la trazabilidad de ingresos y gastos a través de los historiales de transacciones digitales, facilitando así la evaluación y aprobación de créditos.
Venturo también resaltó que los medios de pago electrónicos “juegan un rol esencial en el desarrollo económico del país”, en tanto mejoran la inclusión financiera, reducen los costos operativos y disminuyen los riesgos asociados al manejo de efectivo.
Mayor cobertura gracias a infraestructura tecnológica
Tanto el sector público como el privado han trabajado para ampliar la cobertura de los medios de pago digitales. Se han realizado importantes inversiones en infraestructura tecnológica, como la expansión de redes de fibra óptica y la instalación de más terminales POS (puntos de venta). Esta mejora ha permitido que cada vez más comercios, incluso en zonas alejadas, puedan aceptar pagos digitales.
Además, esta expansión tecnológica resulta clave, ya que el uso de efectivo implica altos costos logísticos, mayor informalidad y riesgo de robos o pérdidas, algo que los pagos digitales ayudan a mitigar.
Estadísticas del BCR confirman el boom digital
De acuerdo con el BCR, el monto de las transferencias realizadas mediante billeteras digitales —ya sean interbancarias o dentro de una misma entidad— creció 98.6% en 2024, en comparación con el año anterior. Asimismo, el número de pagos digitales realizados por adulto alcanzó los 442 en promedio durante el año pasado, lo que equivale a más de un pago digital por día.
Sin embargo, el ticket promedio de estas transacciones sigue disminuyendo, lo que demuestra su uso cotidiano en montos pequeños: S/44 para transferencias intrabancarias en Yape y S/71 en Plin.
Proyecciones: billeteras digitales igualarán al efectivo
Según una proyección de la consultora NTT DATA, para el año 2027, se estima que las billeteras digitales representarán el 28% del valor total de las operaciones en puntos de venta físicos, igualando por primera vez la participación del dinero en efectivo. Este cambio marcará un punto de inflexión en la economía peruana, consolidando a los medios digitales como el nuevo estándar de pago.
Desafíos para la consolidación del sistema
Pese al crecimiento, aún existen retos por enfrentar. El BCR señala que es necesario mejorar la calidad, disponibilidad y estabilidad de los sistemas de pago, así como fortalecer la infraestructura tecnológica que soporta el creciente volumen de operaciones electrónicas. Estos pasos serán fundamentales para garantizar la seguridad, eficiencia y continuidad del avance digital en los pagos.
Conclusión
El panorama de los pagos en Perú está cambiando rápidamente, con las billeteras digitales posicionándose como el método favorito por su facilidad, rapidez y seguridad. A medida que se fortalece la infraestructura tecnológica y aumenta la inclusión financiera, el país avanza hacia un entorno cada vez más formal, transparente y moderno en sus transacciones diarias.
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